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17.12.04

Con ganas de gritar

Hoy ha sido uno de esos días en los que no debería haberme levantado de la cama. Pero por desgracia existen los compromisos ineludibles (pongamos por caso el hecho de tener un trabajo al que tengo que asistir).

Podría decir que mi día ha empezado a eso de las 5 de la madrugada, cuando me he despertado víctima de un terrible picor tanto en la muñeca derecha como en uno de los nudillos de la mano izquierda. Al principio no he reaccionado; aún era víctima del sueño, todavía viajaba por la barrera que separa las ondas alfa y beta, buscando mi camino hacia la consciencia para averigüar qué era ese picor. Y vaya si lo he descubierto. Al instante un zumbido huracanado ha pasado junto a mi oído: un mosquito cabrón (me disculpo de antemano porque muy posiblemente hoy este post se verá salpicado de tacos; a quien no le guste, que le jodan). Yo ante los mosquitos que ya me han picado sigo un proceso ensayado. Primero he salido de la habitación asegurándome que cerraba bien la puerta para que no escapara. Después he ido a ponerme talquistina en las picaduras porque las muy jodidas no me dejaban pensar. He vuelto a mi habitación (cerrando nuevamente la puerta, esta vez por dentro) y he encendido la luz. Con una chancla (es lo que uso de zapatillas) en la mano me he sentado a esperar. Cuando me he cansado de esperar (¿es que tienen radar? ¡se pasan el rato zumbando y cuando intentas observarlos, se paran fuera del campo visual!) me he levantado y he dado una vuelta a la habitación (es pequeña así que he acabado pronto), y he visto que estaba encima de la cama. ¡Zas! Un mosquito menos en el mundo (lo siento por la gente con conciencia ecológica o defensora de animales, pero a mí no me chupa la sangre ni mi madre).

Mi siguiente inicio del día ha sido algo más tarde, casi a las 10. Teniendo en cuenta que me dormí más tarde de las 2 y he tenido la interrupción mosquitera, concluímos que no he dormido ni 8 horas. Pero ya no conseguía dormirme, así que me he levantado.

Por la mañana no ha habido demasiada novedad. Adelantando algo de curro (gracias a una llamada de mi socio recordándomelo; lo que me recuerda que he olvidado llamar al tío de la maleta... al menos he llamado al otro).

Por la tarde, a currar. He ido de buen humor. Como sabía que hoy me tocaba ir en la furgo pequeña a instalar yo solo, me he llevado cosas para hacer en ratos muertos, y llevaba (también para ratos muertos, no para la conducción) el discman con la banda sonora de la peli de Cowboy Bebop. La iba escuchando de camino a tienda, y me faltaba poco para ponerme a bailar al son de la música. Entonces he visto la ruta que tenía hoy...

Sólo 3 visitas. Hasta ahí bien. Pero (por supuesto tenía que haber un pero) dos de ellas eran home cinemas, que si se instalan entre 2 personas se tarda como mínimo media hora. Un sólo instalador puede tirarse fácilmente una hora o más. Y uno era en Sabadell. Y el otro me lo habían preparado en una caja tan grande que con los brazos totalmente abiertos apenas llegaba a los agujeros que hacen de asas. Me he quejado, y he recibido como respuesta de mi superior un "venga, que tú estás fuerte, eso lo mueves fácilmente". En fin, he acabado llevándolo y subiéndolo como buenamente he podido, a un CUARTO PISO SIN ASCENSOR. Y tras más de una hora instalando he tenido que buscar otro día para volver a configurarlo, ya que no me habían puesto uno de los cables.

De ahí a Sabadell. A las 5 de la tarde. Cuando los niños salen del colegio. Un viernes. Cuando la gente sale de Barcelona. Resultado: ¡he llegado a destino pasadas las 6 y media! Derivada del resultado: he tenido que llamar a cancelar la última instalación del día. Y he entrado a la 2a instalación. Más de una hora después, cuando estaba todo conectado por fin, encendemos y... no funciona. Mejor dicho, parte del equipo funcionaba y parte no. Así que hay que volver otro día para cambiar lo que no va.

Vuelta a la tienda. Son las 8 y cuarto más o menos. Mierda, eso quiere decir que llegaré tarde. No que haya bronca, sino todo lo contrario: mi turno acaba a las 9, y no pagan las horas extra. Por el camino recibo llamada de mi supervisor (o VQ), preguntándome por las incidencias. Se las explico. Las parece entender.
Por alguna extraña razón todo aquél que había salido de Barcelona antes ahora parecía estar volviendo. Es decir, que he tardado más de una hora en llegar. Hacia las 9 y 20 estaba llegando al mostrador, a guardar los papeles. Allí me esperaba una sorpresa.
Mientras yo no paraba de renegar, con un cabreo encima que no podía, un compañero (que me parece que también es VQ, pero por debajo del otro), decide hacer el gracioso comentario de "de rodillas y me lo explicas". Yo, ingenuo de mí, contesto que "sí, sí, estoy que me pongo a explicar". Resulta que sí que me estaba pidiendo explicaciones. Parece ser que por haber cancelado la 3a visita estoy convirtiéndome en un inútil principiante. Me estaban exigiendo que respondiera a por qué santísimos cojones no me había dado la gana de llegar a la última visita. Por qué no me había salido de los mismísimos hacer volar la furgo para evitar esos putos atascos que me han tenido horas de mala leche. Porque, según este compañero, él en su tiempo llegó a hacer hasta 4 visitas en un día. Ahí no me he podido aguantar y le he ladrado que "yo he llegado a hacer 5, ¡no te jode!" pero que daba la casualidad que nunca se suelen poner 2 puñeteros home cinemas, uno de ellos fuera de Barcelona, en viernes tarde, etc... para un sólo instalador. Al final parece que se ha calmado (yo no) e incluso ha verbalizado lo que ha sonado a mis oídos como una pequeña disculpa por exigirme explicaciones. Al menos lo ha justificado diciendo que a él le han obligado pedírmelas.
Lo que significa que mañana me las veré con mi VQ, que me las pedirá en persona. Espero tanto por él como por lo que me queda de contrato que me levante con buen pie. Hoy no me he contenido a la hora de gruñir y soltar tacos delante de mi compañero. Mañana puede que tampoco lo haga delante de mi jefe. No sería la 1a vez, aunque sí en este trabajo...

Dios mío, ¿tan sindicalista me he vuelto o es que me estoy encontrando a todos los gilipollas de este país? Porque menuda racha: el concierto de los Rolling Stones, en el que nunca me llegaron a pagar; la productora de cine en la que estuve 8 meses, que acabó con amenazas, abogados y denuncias con falsos cargos; y ahora esto...

Algo huele a podrido en el mundo laboral.

4 comentarios:

Hugo C. dijo...

Querido Hamlet empresarial:

Espero no ser nunca su Fortinbrás. O peor, su Ofelia.

Sinceramente, Malvolyo (el cual no muere, aunque se ríen de él)

May dijo...

ays, pues lo siento, la verdad, puto Fnac!!! Que les den!! Sólo puedo decir esto. ¿O mejor digo que te den a ti? :P

Unknown dijo...

se mas listo.

Anónimo dijo...

se mas listo