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11.12.04

Clases y porteros

Durante estas navidades estoy trabajando de instalador para la fnac. También lo hice el año pasado, durante los 3 meses de verano. En este tiempo me he encontrado todo tipo de situaciones, pero hay algunas que me han llamado la atención.

Hoy hemos instalado una televisión de plasma en un piso de 250 metros cuadrados (según el portero, muy al tanto de todos los movimientos de la escalera). El pisito no era sinó el nidito de amor de una pareja joven, que difícilmente tendrán problemas para llegar a fin de mes. Para los que entiendan de inmuebles en Barcelona diré que estaba en pleno Paseo San Juan. En el momento en que hemos llegado, mientras instalábamos la tele, a nuestro alrededor pululaba un enjambre de transportistas de mudanzas y paletas. Estaban preparando el piso: la cocina aún estaba a medio hacer, los enchufes funcionaban a medias, los muebles tenían un plástico que los cubría... Eso sí, en mitad del salón había un cuadro ya debidamente colgado, con las únicas 3 bombillas que estaban puestas y funcionando (eran luces halógenas; el resto de lámparas del piso eran focos como los de fotografía, puestos para poder ver mientras trabajaban) iluminándolo para que los humildes trabajadores pudiéramos deleitarnos contemplando embelesados tan magnífica pintura. Pero no demasiado, que la madre de uno de los tortolitos (aunque el tamaño del culo de la mujer no da pie a diminutivos, y siento ser tan malo pero no me lo podía aguantar...) estaba controlando cada movimiento de cada persona. A nosotros no ha tardado en soltarnos un "¡y dejad la tele bien sintonizada!" (señora, ése es nuestro trabajo).

Hemos instalado el aparato en cuestión, y cuando el marido ha comprobado el mando y sus funciones... ¡oh! ¿y la función pip? Precisamente la compramos por el pip. (La función pip permite partir la pantalla en 2 y ver dos cadenas a la vez; básicamente la mayor estupidez en lo referente a televisión de consumo que se ha inventado nunca, sobretodo si no conectas ningún aparato a la tele). Cuestiones técnicas aparte, por fin acabamos, y procedemos al cobro pendiente: los 219€ del pie de la televisión. Mientras firmamos el papelito, el hombre nos da 220€ y con un tono de benevolencia máxima con el que seguramente César se dirigía a los presos a los que decidía perdonar la vida o como el que debió usar el capitán del Titanic al ceder su puesto en los botes salvavidas, nos dice que "es igual, el cambio para vosotros"... ¡Un euro! ¡A repartir entre dos personas! ¡Eso sí que es ser generoso!

Sé que suena a desagradecido. No es así. Yo nunca espero que me den propina. Aunque debido al desgaste de cargar objetos pesados, y la necesidad consiguiente de tener que reponer azúcares, siempre agradezo la ayudita para mi merienda. Sea del importe que sea. Lo que no aguanto es la humillación. El tono de ese hombre ha sido el de un noble a un plebeyo del menor rango, alguien a quien ni siquiera se mira a la cara.

Para bien o para mal vivimos en una sociedad de clases y clasista. Yo creo que para mal. Este "incidente" me ha recordado dos visitas que realicé el año pasado, esa vez yendo solo. Las dos eran en la zona alta de Barcelona, en edificios que todavía tienen puerta de servicio. ¿Para qué sirve esa puerta? En muchos casos lleva al mismo sitio que la principal. Pero marca una línea invisible, es la frontera entre el que quiere y el que puede; entre el que sirve y el que es servido. La madre/suegra de la pareja de hoy pertenece a ese estatus elevado a quien todo el que esté por debajo automáticamente está sirviendo, incluso cuando esas personas no sean conscientes de ello.

Sin embargo también hay gente que vive en esos edificios pero no hace caso. De la misma manera que hay quien acentúa aún más la diferencia, obligando (humillando) a los sirvientes a llevar esos uniformes que parece que sólo existan en Ana y los 7, pero que sí que existen (yo ya los he visto en un par de ocasiones).

Pero para remediar esos casos casi enfermizos de los ricos que prescinden de formalidades tan necesarias como el marcar la clase de cada persona, tenemos a esa casta especial, que no pertenece a ninguna otra, alta ni baja: los Porteros.

En una de esas dos visitas que he mencionado antes, el portero me abordó antes incluso de llamar al interfono, preguntándome hasta el grupo sanguíneo del cuñado de mi abuelo. Y aún así esperó a mi lado mientras yo llamaba, mirándome con desconfianza, hasta comprobar que realmente venía de la fnac (claro, como por aquel entonces no llevaba la camiseta con el logotipo, podía ser cualquiera de esos ladrones que se dedican a robar casas cargados con una caja pesada...). El cliente me abrió la puerta desde arriba, y entonces se activó el chip clasificador clasista de El Portero: ¡¡me cerró la puerta en las narices y me hizo entrar por la puerta de servicio!! Teniendo en cuenta que estaba representando a una empresa, tuve suerte que por una vez mis dientes fueron más rápidos que mi lengua y la mordieron a tiempo, cuando estaba a punto de soltar un "¿y tú por qué puerta entras, hijo de la grandísima puta?" En mi vida me había sentido tan humillado (al menos no por alguien que no era una mujer, pero esa es otra historia...). ¿Quién le dio autoridad al portero a decidir por dónde debía entrar yo, si el que ha pagado para que yo esté allí me había abierto la puerta principal?

En la otra visita mencionada la situación fue parecida: puerta principal abierta, portero que me obligó a subir por la escalera de servicio... Con la salvedad que cuando bajé, el portero ya se había ido, no sin antes cerrar con llave esa escalera... Sin acordarse de que había alguien (yo) aún dentro...
Y es que si ya es malo que las "clases pudientes" (en muchos casos más bien "quierentes y no pudientes", que hay mucho que vive de la apariencia) se consideren superiores a la media, es aún peor que un simple portero de escalera (con todo el respeto que me merecen todos los porteros que no son como esos tiparracos) se ponga a sí mismo por encima incluso de aquellos que le pagan el sueldo.

Que por fregar el suelo de los ricos no nos convertimos en uno de ellos... Más bien lo contrario, ¡que el que mucho tiene es porque poco gasta!

10.12.04

Cosas del Ego

Mi humor ha mejorado en las últimas horas. Además le estoy pillando el gustillo a esto del blog. Sobretodo porque ayer recibí un mail de mi amiga de Madrid diciendo que le gusta mucho esto que escribo y como lo escribo. Me comentó que no sabía que yo supiera escribir (espero que se refiera a que le gusta mi estilo, si es que se puede hablar de estilo...). Este tipo de cosas te suben la moral.

¿Por qué empezamos un blog? Normalmente porque creemos que tenemos algo que decir. O simplemente por sacarnos todo eso que llevamos dentro y no sabemos cómo quitárnoslo de encima. O en mi caso, por presión popular...

La cuestión es que empiezas a entrar posts. Te marcas unos objetivos (en mi caso es mantener el post diario). Al principio parece casi una obligación, pero pronto te das cuenta de que tu mente va dando vueltas durante el día, buscando un tema para tu próximo texto: ¿de qué hablaré? ¿qué enfoque le doy?

¿Adicción? En parte. Y es que esto se puede considerar como la libertad de expresión en su máxima ídem. Y a todos nos gusta poder decir lo que pensamos sin tapujos ni censuras.

Pero llega un momento en que necesitamos un feedback. Sabemos que hay gente que de vez en cuando nos lee, pero sólo porque nosotros mismos les hemos dado la dirección. Algunos incluso son lectores fieles que vienen cada día a ver qué tema hemos desgranado hoy. De entre estos últimos incluso los hay que añaden su comentario, con lo que nosostros mismos también acabamos mirando nuestros propios blogs de forma diaria para ver qué opinan...

Sin embargo, queremos más. Es curioso, lo que empieza como un simple diario personal poco a poco se transforma en una forma de satisfacer nuestro ego. Nos gusta exhibir nuestros pensamientos, nuestra vida, nuestra forma de ser... Y nos gusta que la gente nos apruebe (o nos critique, si pretendemos tocar fibras sensibles). Ya dijeron hace mucho tiempo: Lo importante es que se hable de uno, aunque sea bien.

Además, parece que las cosas vuelven a ir bien... ¡Bendito viernes! Ahora lo prefiero al lunes...

9.12.04

Niveles bajos

Tal vez sea por este tiempo gris y frío; tal vez por el estado de semi resfriado que voy arrastrando estos días; puede incluso que sea por la racha que llevo últimamente. La cuestión es que llevo un par de días con la moral algo baja.

Hoy no trabajo. Como me hacen trabajar todos los festivos, a cambio me dan otros días de fiesta. Y esperaron a que casi acabara mi jornada de ayer para decirme que mañana me cambian el horario, con lo que saldré del trabajo a las 12 de la noche... Eso me lo dijeron después de una tarde por toda la ciudad, instalando teles y otros aparatos bajo la lluvia, calándonos después de aguantar el tráfico barcelonés de los días mojados.

Y hoy ya llevo dos golpes tontos pero bien dolorosos, de esos en los que te acuerdas de toda la familia de quienquiera que fabricó el mueble en cuestión. Salvo que en este caso han sido un plato y el salpicadero de un coche...

Al menos me consuela haber conseguido entradas para otros 2 prestrenos de cine. Aunque con los días que llevo seguro que me vuelven a cambiar turno y me los perderé.

Pero bueno, que no se diga. De perdidos al río. Recojamos los intestinos y pongamos super-glue, como en Dog Soldiers. Y resurjamos de las cenizas cual ave fénix, con algunas ideas nuevas y ganas de trabajar en lo mío.

¡Que este domingo toca ir a grabar! ¡Con la nueva cámara! Sólo espero que no llueva...

8.12.04

Compras, empujones y violencia

Vuelvo al tema de hace unos días: la Navidad. Sé que con todo lo que escribí parecería que no queda más por decir, pero no es así. Siempre hay algo más...

Ayer tuve que ir a hacer unos recados a l'Illa Diagonal. No eran compras navideñas (este año esperaré al último momento e incluso pienso aprovechar mi puesto de trabajo para ahorrarme las colas), pero por lo visto la gente ya está en plena fiebre consumista.

No voy a entrar en debates sobre el capitalismo o consumismo recalcitrante. Sí que voy a hacerlo sobre la estupidez bobina típica de estas fechas...

Empecemos con algunos casos que uno se puede encontrar al ir a un centro comercial estos días:

Primero vamos por los pasillos, entre tiendas. Allí sufrimos una situación más agobiante que un concierto multitudinario. Gente que te rodea por todas partes, empujones, gritos, correteos, golpes... ¿Por qué la gente no puede adoptar el fácil recurso de caminar por la derecha? No, es más divertido el caos entre miles de personas, cada una yendo a una dirección distinta, o si van en la misma, por distintos lados. ¿Para qué organizarse un poco si puedes empujar al que te viene de frente?
Luego están los que se meten en esos gentíos con cochecitos de bebés. Supongo que sobran los comentarios, ¿no? ¡Pero es que encima son los primeros en protestar porque la gente no les abre paso! ¿Y qué esperáis? ¡Dejad al niño en casa para ir de compras! ¿No veis que así descubrirá que los Reyes Magos son los padres? Que no tienen nada de Reyes ni de Magos...
¿Y esas ancianitas adorables, que siempre se meten donde la acumulación de gente es mayor? ¡Y las muy puñeteras siempre consiguen llegar a donde quieren antes que nadie! Aunque supongo que ayuda el hecho de ayudarse de empujones (el otro día una casi me tira sobre una estantería).

Pero cuando por fin llegas a la tienda, empieza la parte divertida: quieres mirar un cd, o un libro, o lo que sea... ¿Cómo llegar a él? Lo mejor es prepararse para estas fechas a lo largo del año. El mejor sitio son los festivales de música, conciertos en salas pequeñas y discotecas abarrotadas. Allí podremos coger práctica en abrirnos paso sin necesidad de grandes esfuerzos, convirtiéndonos en auténticos contorsionistas. Así podremos esquivar codos, carritos, ancianas y demás peligros que aparecen a lo largo del camino cual bidones en el antiguo juego de Donkey Kong.

Por fin llegamos ante la estantería a la que nos dirigíamos y... ¡no encontramos lo que buscábamos! Pasamos a la siguiente fase: lograr un dependiente. Esto puede ser más o menos difícil en función de A) la tienda y B) la sección. Por ejemplo, en zapatería de El Corte Inglés no llamarás la atención de un vendedor ni amenzando con cortarle la yugular al Papá Noel de la puerta. Para conseguirlo es recomendable un poquito de paciencia, sobretodo si queremos que nos atiendan bien. Además, hay que recordar que ellos también tienen sentimientos. Hace unos días me comentaba una dependienta de la sección de películas de la Fnac que el año pasado, un día llevaba una pila de dvds en las manos, cuando un cliente le tiró del fashion-chaleco hasta conseguir tirar todas las películas al suelo y por el mismo precio romperle el chaleco. Nuevamente sobran los comentarios...

Supongamos que por fin logramos la atención (de manera civilizada, por favor) de ese/a (seamos políticamente correctos) dependiente. Le preguntamos por lo que buscamos, y sí, tenemos suerte, ¡aún queda uno! Toca correr de nuevo a la estantería, sí, es verdad, allí está, lo veo al fondo, corre, corre, esquiva, salta, combo especial, vuelta en el aire, esquiva, estira el brazo, ya casi está, lo tienes, lo tienes, lo...

La anciana de los codazos lo acaba de coger delante de tus narices... Y no volverán a tenerlo hasta después de fiestas.

Con lo fácil que era cuando de pequeños simplemente dibujábamos unos garabatos con todo nuestro cariño, y lo contentos que se ponían todos...

En fin, parafraseando a Keith Giffen en el The Authority VS Lobo: Especial Navidad, "MERRY FUCKING XMAS!!"

7.12.04

Vamos a contar mentiras tralará (y a creérnoslas)

Mi nivel de indignación ha alcanzado cotas récord. Siempre he creído que no había esperanza alguna para la estupidez humana, pero esta vez ya lo he comprobado de la forma más rotunda.

Tal vez alguno haya oído hablar de una pequeña web esppañola que últimamente se ha convertido en noticia por un vídeo que han puesto en internet en el que salen las ministras socialistas, bajo trucaje photoshopero. Del Gobierno han salido ya las protestas por considerarlo de mal gusto. Y por supuesto estos sujetos han conseguido una publicidad que no se esperaban.

Decidí indagar un poco y entré en la página. Se supone que es una web humorística anti-Zapatero. Vale, tiene que haber de todo. Libertad de opinión y todo eso (aquello que nunca facilitaron los de la oposición actual). El problema está en que hay grandes diferencias entre las críticas que hacemos los de izquierdas y las que hacen los de derechas.

Leyendo por ahí uno se da cuenta de un hecho diferencial entre ambos grupos: mientras nosotros criticamos a los nuestros cuando lo hacen mal, para ellos los suyos son más infalibles que su dios, ese dios que según los obispos ha castigado nuestra amoralidad con el sida, y que aborrece los anticonceptivos y los abortos (a los que no dudan en someter a las monjas que quedan preñadas de esos mismos curas; y porque los niños no se quedan embarazados, que si no habría aún más abortos eclesiásticos...). Yo fui el primero en considerar que ZP se equivocó al no haber reformado la ley del aborto (curiosamente, puede que éste sea el único punto que esos aznaristas consideran que ha hecho bien). También critico todo aquello que no me gusta de Clos (hay días que pienso en hablar sólo de lo que hace bien, para acabar antes), o el tripartito de la Generalitat. Porque no hay políticos infalibles, y hay que estar encima de ellos para asegurarnos que hagan bien su trabajo.

Sin embargo, en esa web (www.gruporisa.com) hay algunas perlas como su manifiesto o su foro, en el que se pueden leer cosas como que hay que evitar que el PSOE de marcha atrás de todos los logros del PP, y enumeran una larga lista. Algunas cosas son ciertas (reconozcamos también las cosas positivas, que al menos en los 4 primeros años de mandato las hubo...). Pero otras son totalmente discutibles. Lo curioso es que en ningún sitio piden que no se repitan cosas como la Guerra de Irak, el caso Prestige, Gescartera, las manipulaciones mediáticas de TVE y Antena 3 (y en Tele5 aún no tengo muy claro el cierre de Caiga Quien Caiga... recordemos que Tele5 pertenece a Berlusconi), la centralización, la creación de crispación entre autonomías (que alcanzó su punto álgido con los ensayos militares sin previo aviso en el País Vasco), el fiasco del AVE (que enriqueció a algunos miembros del partido mientras se hacía una chapuza tras otra), el estropicio de las relaciones diplomáticas con Cuba y Venezuela, el transfuguismo en las elecciones madrileñas, el deterioro de la calidad de la enseñanza, el intento de imponer la Moral católica y el regreso a las ideologías franquistas, el gran aumento de subvenciones a la Fundación Franco y de fondos a armamento (en detrimiento de la investigación médica y tecnológica), y un largo etcétera...

Otra cosa con la que me he reído mucho es con su convencimiento total de que Aznar hizo una gran comparecencia ante la Comisión del 11M, y sus intentos de demostrar que son los del PSOE los que ocultan datos. Una cosa es mentir, otra creerte tus propias mentiras. Y otra más aún, y totalmente patética es no aceptar una derrota legal.

Pero sobretodo, lo que no es de recibo es que llamen al nuevo gobierno "nazionalistas", o a Rubalcaba "Rub Al Quaeda". Me parece que aquí estamos llegando a una confusión de términos cuando menos peligrosa. Ese es un terreno de arenas movedizas que si fuera a la inversa ya habrían intentado declarar anticonstitucional (palabra que le encanta al siempre diplomático Acebes), y estarían intentando encerrar de por vida a Zapatero, como su queridísimo Aznar (a.k.a. "El Limpiabotas de Texas") intentó hacer con Ibarretxe.

No confundamos la velocidad con la Tocino ni nos metamos en las Arenas movedizas porque si no vamos a tener que ponernos los Cascos para tener un poco de Esperanza ante lo que puede venir...

Es que me sulfuran...

6.12.04

Odio los lunes...

En realidad no. Pero últimamente me siento un poco gruñón, estilo Garfield, por eso he decidido parafrasearle.

La verdad es que estaba deseando que llegara el lunes.

No soy masoca. Lunes significa volver al trabajo (pero en realidad no hay mucha diferencia si también trabajas los sábados y domingos, ¿no? Pues eso).

Lunes también es el inicio. Una nueva semana, siete días de posibilidades. Se acabó la semana anterior, borrón y cuenta nueva.

Y lo necesito. No sé si los planetas están en una onda rara, o si le tengo que ajustar cuentas al ginecólogo que me sacó por cesárea en un día 13, en vez del 24 que es cuando me tocaba o si simplemente mi vena ceniza se ha vuelto a desbordar. La cuestión es que llevaba una semana que cada día pasaba algo. Por suerte han sido cosas que me las he podido tomar con un cierto humor (no mientras sucedían, pero sí después).

Ayer me levanté a las 6 de la mañana para llevar a mi amiga madrileña a Bellaterra a hacer un examen. Estaba muerto de sueño así que dije que me iba a casa a dormir un rato y luego la volvería a recoger, a la 1. Fui al coche, di el contacto y...

Allí seguía una hora más tarde, cuando llegó mi padre a rescatarme con el otro coche. También seguía allí otra hora más tarde, cuando llegó la grúa a llevarse el coche estropeado. Y finalmente, ya decidí seguir allí media hora más tarde, cuando mi amiga acabó el examen...

Hace unos días tuvimos que instalar 3 televisores de 32 pulgadas en una tarde. Pesan mucho. Sobretodo las Sony, que superan los 80 kilos. Por supuesto, la Sony tocó instalarla en un cuarto piso sin ascensor, con escalera estrecha. Pero es que luego tuvimos que subir la mesa que viene con la tele. Y por último me tocó subir las cajas, que no cabían por las escaleras y tuvimos que plegar en el portal. Doce pisos en menos de media hora, instalación incluída. Y aún quedaban 2 más...

Tuve un día sin instalaciones, lo que me hizo ir un tanto alegre porque de vez en cuando va bien dejar descansar la espalda. Mi jefe me llevó a "la jaula", una zona del almacén dedicada a post-venta, la sección en la que trabajo. Allí me esperaban cajas y cajas de productos reparados para revisar. Me pasé 6 horas allí abajo, abriendo cajas de discmans, probándolos, asegurándome de que estuvieran todos los complementos, anotando los problemas que encontraba... Sentado en un taburete con la espalda en mala posición. Cuando por fin cogí el descanso, subí a la zona de trabajadores a comprarme un sandwich en la máquina de comida. No funcionaba. Mi estómago estuvo rugiendo hasta que acabó mi turno y corrí al metro a comprarme dos donuts en la tienda del andén.

Y podría seguir, pero espero que empezar hoy lunes con una nueva actitud signifique mejorar un poco. Sobretodo porque hoy toca ir a Lloret en furgoneta y no quiero tener un accidente. Y porque el viernes la volveré a ver y quiero intentar decidirme y que dejen de considerarme un parado petao petardo (ppp para abreviar). Y porque este domingo vamos a recomenzar el documental que inaugura la productora Fent Films S.L. (¿autobombo? pues sí, para eso es mi blog; y dentro de poco hablaré del cómic que estoy guionizando...).

Si alguien tiene algún amuleto de la suerte, que me lo traiga...

5.12.04

Diplomacia interna

Acabo de pasar el día de turismo por Barcelona, acompañado de unos amigos de Madrid (bueno, uno de ellos de un poquito más lejos, pero simplifiquemos...).
Una amiga que conocí este verano ha venido para hacer un examen de japonés que se hace cada año en Bellaterra. Después hemos ido todos a dar una vuelta por la ciudad, hablando de esto y aquello.

Una de las primeras preguntas que me han puesto ha sido: "¿por qué se ven tantos burros?" (pegatinas del guarà catalán, se entiende). Yo he explicado la historia de tan simpático animal y la pegatina de marras. Les ha hecho gracia; incluso me han comentado que en Catalunya somos competitivos, ¿eh? Si hay un toro como símbolo nacional, pues hala, nosotros ponemos un burro.

La verdad es que sí que a veces parecemos unos corredores de fondo, en una carrera en la que el resto de participantes van a nuestro lado sin enterarse de que hay una competición. A veces montamos castillos a partir de un grano de arena...

A mí me parece muy bien que hablemos de una especie en peligro de extinción, que se pongan medios para salvar una raza de burros que en su momento llegó incluso a sustituir al caballo en la colonización de América (según he leído). Pero creo que la politización a la que se ha llevado el tema roza ya lo absurdo. ¿Ahora resultará que si llevo el burro soy más catalán que el que no lo lleva? Y yo que creía que bastaba con amar esta tierra... Ahora resulta que tengo que comprar acciones de Catalunya S.A.

Luego he mencionado el tema de la selección de hoquey patines. Como si hablara en chino, allí ni se han enterado... ¿Presión política en Fresno para que la votación fuera negativa? Mucha habrán hecho para haber conseguido esa mayoría aplastante... Pero ¿realmente es tan importante? ¿Qué pasaría si Catalunya participara en unas Olimpiadas? ¿No tendría derecho también a participar Galicia? ¿O Murcia? Y si hablamos de todas las comunidades de todos los paises, tal vez las Olimpiadas, en vez de ser cada 4 años, durarían 4 años... No es más fácil determinar en cuáles se puede ver un Catalunya - España (por ejemplo en torneos de federaciones), y en cuáles no (torneos de naciones)?

Todo esto lo único que hace es que fuera se mire con malos ojos a Catalunya. Que piensen que los catalanes somos excesivamente orgullosos y egoístas. Cuando en realidad lo que somos es más burros que el pobre animal cuasiextinto porque mientras discutimos estos temas nadie hace nada por combatir la especulación inmobiliaria o mejorar las condiciones de trabajo de los jóvenes, o un largo etcétera que se desvía hacia temas puramente anecdóticos (permitidme considerarlo así, al menos comparado con los otros temas más serios...).

Además, Madrid me gusta, ¡qué carajo! Como dijo aquél: "Brindo con cava por Madrid como sede olímpica!!"