NOVEDADES MIKE AND JOE

Regalamos camisetas en Mike and Joe

4.12.04

Las vueltas que te da el amor

Permitidme que hoy me ponga un poco sentimental-barra-romántico. Tal vez sea porque hace poco vi Bridget Jones: Sobreviviré (por cierto, mucho peor que la primera, aunque tiene sus momentos); o tal vez por eso que llevo dentro (no, no estoy embarazado ni me ha atacado un alien).

Dicen que soy 100% virgo (a pesar de que en realidad debería haber nacido de cara a la Mercé, hacia el 24 de septiembre... cosas de las cesáreas...). Es decir, me gusta controlar lo que sucede a mi alrededor. Sin embargo llevo una temporada bastante caótica en ese sentido; me es totalmente imposible prever que me va a pasar mañana (¿me volverán a poner falsas denuncias? ¿tendré que ir a trabajar a otro país? ¿me abducirán los extraterrestres?). Esto al principio me estaba volviendo loco, mi vida pegaba giros de 180º de un mes al siguiente, pero supongo que al final tanto cambio se convierte en otro tipo de rutina...

Dicen que soy un desastre en el terreno amoroso (sobretodo lo digo yo, que soy el principal afectado). Las chicas nunca se me han dado bien. Por eso será que mi relación más larga fue de 2 meses, y no ha habido muchas más... Yo empecé muy tarde en esto de los "romances", hasta octubre del año pasado ni siquiera había besado a una chica. Eso me llevó a tener todo esto muy idealizado (demasiado según gente con la que he ido hablando). Así que el día que una chica me besó (porque si tiene que esperar a que lo hiciera yo aún estaríamos en el banco en silencio esperando a que reuniera el valor para decidirme...), no me corté un pelo y le dije esas 2 terribles palabras: "te quiero".

Es curioso cómo 2 simples palabras, 8 malditas letras, pueden significar tanto y tan poco a la vez. ¿Cómo saber si realmente lo sentimos? ¿Por qué siempre lo decimos cuando no toca? En aquel caso fue un error, una sensación inducida por una nueva experiencia que quería alargar. Y me di cuenta demasiado tarde, cuando el daño ya estaba hecho...
A pesar de ello yo seguía siendo una persona enamorada del compromiso, aún tenía esa concepción romántica de la relación de toda una vida, así que con la que estuve 2 meses volvieron a salir estas palabras (eso sí, esta vez quise asegurarme, así que no fue el primer día). Error otra vez. Ella repitió esa corta frase, hasta el día que se dio cuenta (esta vez fue ella) de que no era así. No había amor en esa pareja que formábamos. Había comodidad, una cierta química, pero eso era todo.

No volví a repetir esas palabras en las 2 que vinieron después. Y por una vez me alegré de haberlo hecho así, me gustaba haber llegado a no confundir una cosa con la otra; o decirlo antes de comprobar si se podía llegar a algún sitio (como por ejemplo a mantener una relación a distancia con alguien que vive en otro país... imposible). La cuestión es que decidí que el compromiso no era para mí, ya fuera porque no consigo superar los 2 meses (en realidad ese es todo un récord: por norma ni siquiera he superado los 3 días), o porque tal vez sea una persona a la que le guste una cierta sensación de libertad...

Y ahora ha aparecido ella...

Y vuelvo a estar confundido. ¿Es amor? ¿Es atracción? ¿Es una amistad profunda? No lo sé. Sólo tengo una respuesta: quiero estar con ella. Estoy muy bien cuando quedamos, cuando hablamos por teléfono o messenger, cuando echamos una partida de futbolín y me gana con facilidad (no me dejo...) o cuando consigo ganar yo (por gol en propia puerta) y se pone rabiosilla... ¿Es que no existen respuestas? ¿Por qué cuándo crees tener por fin una respuesta algo o alguien viene y te pone la vida patas arriba?

Dicen que si no fuera así la vida no tendría gracia. Digo yo que maldita la gracia que me hace...

PD: Espero que ella no lea esto antes de saber lo que siento (¡qué vergüenza!)

3.12.04

La leyenda del camello que lloraba

El verano pasado estuve trabajando en Irlanda. En uno de mis días libres fui al cine, y vi un tráiler de un documental titulado "The story of the weeping camel". Las imágenes me atraparon totalmente, así como la historia: un camello blanco recién nacido es rechazado por su madre, que es primeriza y tuvo un parto difícil. Pero si no se alimenta morirá. Gracias a la música conseguirán que la madre le acepte de nuevo.

Parece que sea un spoileador (he explicado el argumento hasta el final de la película) pero no lo soy: en el mismo tráiler ya lo explican todo.

Hoy llega este film a las salas españolas, y anoche tuve la suerte de poderlo ver en un prestreno en el cine Alexandra. Sobran los comentarios: cualquiera con un poco de sensibilidad debería ir a verla, las imágenes son preciosas, conmovedoras... En fin, mejor vedla ya y dejaos de leer críticas sobre ella.

De lo que yo quería hablar es del ritmo de vida. Los protagonistas del documental (aunque si no me equivoco tiene un tanto de ficción o cuando menos de preparación de planos y escenas que hace que no sea 100% documental, pero está tratado todo como si lo fuera) son, además de los camellos, la familia que los cría, en medio del desierto, en Mongolia.

Es un lugar que tiene otro ritmo. Allí las cosas toman su tiempo en suceder, incluso las tormentas de arena dan tiempo suficiente para cobijarse. No hay ni siquiera televisión: no hace falta. Hay tareas más que suficientes para mantenerse todo el día ocupado (a veces incluso parte de la noche), pero sin prisas, sin nadie controlando lo que haces o dejas de hacer... Me encanta sobretodo la conversación entre los dos hijos cuando se van de viaje a buscar al profesor de música. El pequeño dice que quiere una tele, y el grande contesta que imposible, que les pedirían 20 o 30 ovejas por ella.

Me dio mucha envidia esa vida, sin el estrés de la ciudad, sin los jefes encima tuyo, sin las responsabilidades que superan los derechos, sin preocupaciones de vivienda, facturas... ¿No sería genial poder vivir sin todos estos problemas derivados del capitalismo y de las grandes ciudades masificadas?

Pero luego me di cuenta que no podría vivir así: soy demasiado urbanita. Odio la ciudad, pero soy incapaz de alejarme de ella. No soporto los ruidos, gritos, atascos, caos, la frialdad de la gente... pero estoy tan acostumbrado a ellos que al tercer día en el desierto estaría desesperado por un poco de bullicio, de las luces del hotel que tengo frente a mi casa, que son tan potentes que apenas necesitamos la luz del salón para leer de noche, basta con acercarse a la ventana. ¿Y la falta de tecnología? Es impensable quedarme sin internet, sin poder ir al cine, sin una librería que poder ojear cada semana buscando algo nuevo que leer, no poder ver dvd's, ni escuchar cd's de música... Sí, tienen radio, pero cuando se acaban las pilas tienen que ir a la ciudad más cercana a buscar más. Y pueden tardar un par de días. Además, las tormentas de arena son una molestia constante, o el olor de tanto animal junto, el tener que levantarse tan temprano para atender los animales, o estar siempre pendiente de los camellos para que no se alejen demasiado, vivir toda la familia junta toda la vida (¡con las ganas que tengo de poder independizarme!)...

Nah, creo que me quedaré por aquí.

2.12.04

Trabajo bizarro

Ayer empecé a trabajar en la fnac triangle. Los que me conocen ya saben que estoy metido en tantas cosas que no sé cómo llegaré a fin de mes, tanto física como económicamente. Sobretodo por haber creado una productora de cine, Fent films S.L., junto a mi socio, cuyo blog podéis ver en http://malvolblog.blogspot.com (ya que me publicitas en la tuya, que no se diga que no hago lo mismo!).
La cuestión es que al final me decidí por volver a la casa que me acogió el año pasado, en verano, durante 3 meses. Donde quizás he tenido la mejor experiencia a largo plazo como empleado (algún día hablaré sobre mis experiencias en los distintos sitios donde he trabajado...). Me presenté por allí hace un mes y le comenté a mi antiguo jefe que buscaba trabajo para navidades. Dicho y hecho, al momento ya estaba "contratado" verbalmente. Y hace unas semanas ya fue todo oficial: llamada para decirme que el 1 (ayer) era mi primer día.

Lo que me gusta de los primeros días de todo trabajo son esas pequeñas situaciones un tanto extrañas que te dejan a cuadros durante la jornada. Al llegar perdí más tiempo recibiendo saludos que trabajando. Voy de instalador, así que en vez del chalequillo tan chic llevo camiseta. La cuestión es que el año pasado nunca llegué a recibir la camiseta, siempre iba con lo que me ponía en casa (he llegado a hacer visitas a domicilio con una camiseta del Faust de Brian Yuzna). Y esta vez lo primero que hice fue pedir una. En unos segundos tenía 2 (dos!!) en mis manos, pero aún faltaba la sudadera (que estamos en invierno!). Para eso tenía que ir al despacho de recursos humanos, donde me recordaron que antes de ponerme a trabajar quizás estaría bien firmar el contrato (ups, se me había olvidado!). Mientras firmaba, se llevaron las manos a la cabeza al ver que ya tenía las camisetas (antes de dártelas tienes que firmar un papel por si luego las pierdes, para que tú seas el responsable de ellas). Y aún más cuando al echarles un vistazo vimos que eran de manga corta. Así que mientras iba haciendo comentarios de "es inaudito, así te resfriarás, que hace frío, mira que son, hay que firmar el papel, a ver si hay manga larga..." fueron al armario a buscarme manga larga, que apareció a la 3a visita al mueble ropero. Bien, un asunto arreglado (si no tenemos en cuenta que es una talla pequeña y me queda ajustadilla, pero alguna compañera ya me ha dicho que me queda bien así arrapadita, así que no creo que la cambie...).
Siguiente asunto, más rápido: la sudadera no dio problemas. En realidad, no es sudadera, sino un polo con cuello muy mono, azul marino (¿servirá para salir de fiesta?)
Pasamos al último asunto: la tarjeta para fichar y... la taquilla!! (poner música celestial de fondo). El año pasado no me dieron taquilla, y tenía que guardar mis cosas cada día en el despacho de seguridad. Este año han ampliado la cantidad de taquillas para poder dar una a cada refuerzo. Las llaves las dan los de seguridad a recursos humanos, y ellos a los empleados. A mí me tocó una en la que pone Log 3 (hemos deducido que "log" es de "logística"). Todo contento con mi nueva llavecita me fui a los vestuarios a guardar mis cosas. Metí la llave en la cerradura de la taquilla 3... y no abría.
Tras mirar los números de todas las taquillas llegué a la conclusión de que allí no encontraría la mía y fui a preguntar, pero los de recursos humanos ya se habían ido. Por tanto fui al siguiente escalón en jerarquía llaveril: seguridad. Me dijeron que las nuevas taquillas que estaban otorgando estaban junto a la sala de descanso de fumadores. Hacia allí fui... y descubrí que no hay taquilla 3...
Volví a preguntar a un total de 10 personas, y a estas horas de hoy aún no sé qué puerta abre mi llave. En fin, tengo un mes para descubrirlo...

Luego vinieron los casos de las visitas a domicilio que tuve que hacer, del que quizás merece la pena comentar uno. Era una segunda visita (alguien que ya tiene el aparato en casa y hay que instalarlo o sintonizarlo o revisarlo). Habían comprado un home cinema y decían que los altavoces no estaban conectados. Mi compañero contestó que eso era imposible porque él fue quien hizo la instalación, pero entramos a mirar... La buena mujer tenía los 5 altavoces conectados, ¡lo único que tenía que hacer era distribuirlos alrededor del salón! Mientras se lo explicábamos, mirando ese salón que parecía salido de una revista de decoración (es decir, muy bonito pero poco práctico, no había forma de distribuir los altavoces sin pasar los cables por en medio), la madre de esta señora no paraba de comentar lo feo que era el color de los cables, y si no se podían cambiar de color, y si sólo existen cables de ese color, y que no le gustaba ese color, que era un color muy feo, que si compraban otro cable de otro color se podía cambiar...

Aunque seguro que en los próximos días alguien supera este listón... Seguiremos informando.

1.12.04

Trueques barceloninos

Leyendo el periódico he encontrado una noticia que cuando menos me ha parecido curiosa: "Barcelona extiende el plan para fomentar el trueque entre vecinos". La iniciativa se llama Banc del Temps (Banco del Tiempo para los no-catalanoparlantes) y consiste en crear lugares donde la gente se pueda poner en contacto para intercambiar servicios. De momento este peculiar punto de encuentro está ubicado únicamente en algunos barrios, pero parece ser que la intención es exportarlo a toda la ciudad e incluso por internet. Ponen en la noticia algunos casos, como el de una masajista que hace masajes gratuitos a cambio de que, por ejemplo, le cambien un enchufe en casa.

Me he quedado con la boca abierta. En el buen sentido, por supuesto. Yo normalmente soy de los que piensan que esta sociedad en la que vivimos está podrida. Pero por suerte constantemente consiguen sorprenderme positivamente. Éste es uno de esos momentos.

En realidad, a nivel de vecinos no me puedo quejar demasiado, vivo en un edificio bastante atípico. Tengo una gran cantidad de vecinos, y hay todo tipo de casos, pero en general hay bastante buen rollo...
Cada año se celebra una calçotada, y quien quiere se apunta. Va mucha gente del edificio. Alquilan un autocar (para poder beber en la comida sin problemas), van a visitar alguna cava o alguna fábrica de galletas, aceite o lo que sea (donde acaban comprando productos); luego al restaurante, donde los calçots ejercen ese estupendo hechizo gracias al cual podemos ver gente de todos los niveles sociales y económicos igualados, con el babero y los dedos manchados de hollín y salsa romesco. Finalmente empiezan las canciones y los chistes, y luego la vuelta a casa (cantando en el autocar, ¡faltaría más!).
También por nochebuena se organizan cenas, en uno de los pisos, para aquellos que no tienen con quien pasar esa noche.
Y cuando una pareja celebra su aniversario de bodas (bodas de plata, o de oro), se le hace una fiesta sorpresa. Pero de las curradas: hay comité organizador que decide el tema de la fiesta, los disfraces, la decoración, el regalo, incluso a veces se rescribe la letra de alguna canción...
Lástima que ya no esté libre un piso que había vacío, que pertenecía a unos vecinos. Allí se celebraban todas estas fiestas, e incluso se llegaron a dar clases de bailes de salón y de tai-chi.

Pero esa no es la norma. Lo más habitual es vivir en un mismo vecindario durante muchos años y ni siquiera saber el nombre de los que viven puerta con puerta con nosotros (no vale mirar el buzón). Lo normal es cagarse en sus muertos por las noches cuando queremos dormir y ellos discuten o tienen la televisión muy alta o están escuchando música... O lo contrario, querer disfrutar de una buena película pero que esos malditos tipos no te dejen escucharla a un volumen decente (y es que siempre tendemos a mirar las cosas sólo desde nuestro punto de vista). Así que de hacerse favores ¡ni pensarlo! ¿Qué se habrán creído esos, que les voy a revisar la instalación de la tele? Mejor que siga estropeada, así no molestarán... ¿Se les ha acabado el aceite y es domingo? ¡Que vayan a un restaurante y suelten algo de dinero, los muy tacaños!

De ahí mi alegría al ver esta alternativa a la vida cotidiana de todo vecindario que se precie. ¡Qué maravilla poder ayudar a otros y ser ayudado por ellos! ¡No tener que pagar un dineral abusivo y excesivo para que te venga un técnico, te mire durante menos de 10 minutos la caldera de la calefacción y te diga: "está estropeada, son 300€ por la visita; y si quiere que la arregle le subirá bastante" (¡pues claro que está estropeada! Por eso le llamé en primer lugar...)! Y es que con la tontería esta del euro, la vida ha subido mucho: lo que antes costaba 100 pesetas, ahora 1,00€, en vez de 60 céntimos. Excepto los sueldos: el que cobraba 100000 pesetas no cobra 1000,00€, sino 600€, que en realidad es un redondeo hacia abajo...

Además que así tal vez por fin la gente empiece a pensar un poco más en los otros y se dejará de mirar tanto el ombligo.

¡A ver si llega el Banc del Temps a mi barrio, que quiero que me hagan masajes gratis!

30.11.04

Navidad, navidad, dulce navidaaaaad

Sí, la navidad ha llegado. En realidad ya lleva varios días entre nosotros; las luces de Barcelona ya se han encendido de forma oficial (gracias a nuestro siempre queridísimo alcalde Joan Clos) hace un par de días. ¡Ahora ya sólo falta El Corte Inglés en anunciarla y por fin habremos entrado de lleno en esas entrañables fiestas!
¡Ah, esos días fríos, con la gente abarrotando las calles y los centros comerciales! ¡Esas largas colas para comprar unas pilas, sólo porque delante de ti hay 50 personas cargadas de regalos (que más vale comprarlos pronto, que si no se llenará todo de gente y verás las colas que habrá que hacer...)! ¡Esa sensación de hermandad entre la gente, de colaboración entre pueblos, como las medidas que se han tomado para ayudar a combatir la plaga de langostas en África, que está diezmando las cosechas (se necesitaban 100 millones para eliminarla, pero desde los países ricos no se envió ni un duro; pero los más pobres enviaron 10)!
En fin, me podría extender durante un buen rato...

Una cosa curiosa que tienen estas fechas es la cantidad de críticas que reciben. Curiosamente de gente siempre deseosa de saber qué regalos tendrán este año. Criticar las navidades es fácil. ¿Producto de la sociedad capitalista de consumo? Pues sí, ¿y qué? También son unas fechas en las que hay una excusa para ver a esos familiares a los que no ves o evitas el resto del año. ¿Quién no es capaz de lanzar una sonrisa pensando en la comida familiar de este año? Todos los tíos y primos apiñados en un restaurante (o mejor aún, para que no se diga que gastamos demasiado, en casa de un familiar, que se habrá pasado tal vez dos días preparándolo todo, y que luego se pasará otros dos en recoger y limpiar toda la mierda que son capaces de generar). El pavo relleno, los macarrones para los primos con sus "no me gustaaaa", las cantidades ingentes de cava (para después volver a casa en coche, esperando no encontrarse con controles de alcoholemia)...
Uno de los momentos álgidos de la celebración suele ser cuando sale el pariente cantante (siempre hay uno), que empieza con los villancicos a voz en grito, o mejor aún, a cantar canciones que no tienen nada que ver, como una jota (por poner un ejemplo). De pronto a todo el mundo le impregna el espíritu festivo y se lían a cantar. Parecen canciones diferentes, pero un oído atento podrá llegar a descubrir que todos cantan la misma, sólo que a distintos tiempo y escala (y a veces hasta distintas notas). Ese suele ser el momento en que los primos deciden que ya han tenido suficiente empacho de adultos y se van a corretear por la casa, preferentemente a tu habitación (si es en tu casa), a jugar precisamente con aquellos objetos no destinados a esos niños. Tú, por supuesto, no puedes hacer más que mirar con cara de horror cómo tus preciados tesoros vuelan por los aires (pero ni se te ocurra intentar el rescate, porque siempre será en el momento en que aparecerá tu madre a reprenderte por no dejárselos). El truco está en tener siempre a punto una tele en una habitación y una película para niños (la que más éxito me ha dado en todos estos años es El cuchitril de Joe; les encanta).

Luego está el día de los regalos. Puede ser navidad o reyes. Pero siempre es lo mismo. Hay 3 tipos de regalos, con sus correspondientes reacciones:
1- El regalo esperado. Es aquél regalo que ya sabías que te habían comprado, porque tú mismo lo pediste. Tú sabes lo que es y ellos saben que lo sabes, así que pones una falsa cara de sorpresa y mientras lo abres dices con tono falso forzado "A ver que seráááááá". Todo el mundo ríe con la broma.
2- La sorpresa acertada. Llevas tiempo diciendo que te quieres comprar algo, pero hasta ahora no has podido. Así que el familiar inteligente aprovecha para regalar sobre seguro. Realmente pones cara de sorpresa y sonríes porque no lo esperabas y te encanta. Dos personas felices: tú y el que lo compró (también el que lo vendió, pero en eso no entraremos)
y 3- El Otro. Un regalo no esperado ni deseado. Suele venir en forma de jersey, pantalones u otra prenda de vestir que, normalmente, tu madre vio en un escaparate y compró "porque este año se lleva mucho". Te preguntas en qué país se lleva eso, o en qué año vive tu madre, mientras fuerzas una sonrisa y ya lo imaginas en el fondo del armario. El problema es que al menos durante los días siguientes tendrás que llevarlo puesto para contentarla.
La otra versión de este último es algún objeto de consumo (véase cd, película, artículo-tonto-supuestamente-gracioso...) que no te gusta N-A-D-A. Pero sonríes. Siempre se sonríe. Esta vez tu cerebro trabaja a marchas forzadas buscando una excusa que te permita hacerte con el tíquet para cambiarlo sin levantar sospechas. Un "ya lo tengo" o "parece que está algo rayado"...

En cualquier caso, y a pesar de que cada vez duran más (a este paso ya no hará falta quitar las luces, enlazaremos las navidades de 2 años seguidos), ¡que paséis todos y todas unas buenas fiestas! (y ya hablaré en otro momento de fin de año...)

29.11.04

Las mentiras del 11M

Esta mañana, como cada mañana, mi madre ha puesto la radio, concretamente el "Hoy por hoy". Yo suelo tirar más por la información con el filtro humorístico de "Minoria absoluta". Pero hoy apenas he escuchado más de unos minutos, y he acabado pegado a la Ser.
Iñaki Gabilondo estaba que echaba chispas.
Y con razón.
Han empezado el programa mencionando la comparecencia del Sr. Aznar ante la comisión del 11M. Y nuevamente este sujeto nos ha obsequiado con sus perlas verbales, entre las que destacan sus ataques a los medios de prensa (incluyendo de forma explícita tanto a la Ser como al propio Gabilondo). Daba a entender el expresidente que estos medios de prensa tuvieron su parte de culpa en los atentados, que no habrían sido, según él, sino una maniobra para hundirle.
Ahora resulta que en ese increíble atentado no hubo sinó una víctima: Jose María Aznar.

Recuerdo el día del atentado: cómo nos quedamos todos con la boca abierta, mirando esas imágenes tan apabullantes en televisión, esos vagones convertidos en latas de refresco estrujadas antes de ser lanzadas, toda esa cantidad de vidas sesgadas, gente con sueños, ilusiones, ganas de vivir, familia, esperanzas... todo ello acabado en unos instantes en los que toda España se detuvo, toda Europa giró su mirada hacia nuestro país. Y cuando por fin pudimos reaccionar lo primero que hicimos fue lo mismo que la gran mayoría de gente con familia en Madrid: agarramos el teléfono e intentamos conseguir noticias de nuestros allegados. Pero las comunicaciones estaban saturadas.
Doy gracias porque en mi familia no tuvimos que contar con ninguna víctima. Y doy mi más sentido pésame a todas las familias en las que hubo una o más. Pero sobretodo me pregunto por qué un personaje como Jose María Aznar puede salir en repetidas ocasiones no sólo a remover las heridas, sinó que con total desparpajo se atreve a proferir insultos a unos, acusaciones a otros, diciendo que se masacró a tantos inocentes sólo para verle fuera del gobierno, afirmando (con ese inglés que tanto dolor de oídos causa al fantasma de Shakespeare) que el origen del conflicto con los árabes está en la Reconquista, acusando a otros (sin querer decir quiénes, no sea que le devuelvan el golpe y no pueda parecer la víctima mediática que tanto le gusta que creamos que es) de politizar e incluso de causar el atentado.

Un tiparraco así no merece estar en libertad.

Leía hace tiempo una entrevista en El Periódico de Catalunya a Javier Bardem, con motivo del estreno de Mar Adentro. Lo que empezó como entrevista sobre cine acabó tomando curso político. Y ese magnífico actor que es Javier Bardem dijo algo que suscribo totalmente: ¿acaso hay alguien protegiendo a Aznar, que puede hacer y decir lo que quiera y el resto callan? ¿Por qué nadie le lleva ante los tribunales?

Al fin y al cabo, estamos hablando de alguien que por su afán de salir en los libros de historia nos ha llevado a una guerra injusta en la que se han matado a miles de inocentes por el control de los pozos de petróleo. Y a pesar de las evidencias, lo ha negado. Nos ha seguido mintiendo y tomando el pelo aun después que los propios americanos y los ingleses reconocieran que no había armas de destrucción masiva.
Ha intentado centralizar el país en Madrid, causando conflictos con las comunidades autónomas, ha pretendido encarcelar a gente como Felipe González o José Ibarretxe, ha aumentado el presupuesto de armamento y las subvenciones a la fundación Franco mientras rebajaba el dinero destinado a investigación médica o tecnológica. Y ahora su partido va y la lía con el tema del valenciano, una lengua que nunca ha defendido. Y sigue escudándose en sus mentiras y en sus ataques a los otros grupos políticos.
Ha ocultado información que por el Pacto Antiterrorista debía compartir (la entrevista de Carod Rovira con la cúpula de ETA era conocida por Aznar, que no informó a Pasqual Maragall, pero sí a la prensa), ha intentado manipular a la opinión pública desde antes de llegar al poder, mediatizando los GAL, acusando sin pruebas a todo el mundo; durante su estancia tapando temas como Gescartera o las auténticas responsabilidades del Prestige, y en su ocaso reiterando la autoría de ETA en el atentado de Madrid, cuando todo el mundo decía que habían sido terroristas islámicos. Y sigue mintiendo y escudándose en sus mentiras y en su retórica para no contestar a las preguntas que se le hacen mientras va lanzando dardos envenenados, como el acusar al gobierno de Zapatero de antiamericano, o denunciando la poco afortunada intervención del ministro Moratinos en TVE donde mencionó la alegría un tanto desmesurada que sintió el expresidente por el golpe de estado en Venezuela (el ministro se equivocó al hacer esta clase de comentario; pero por otra parte sólo hay que rescatar las noticias del momento para comprobar que Moratinos no miente).

¿Y nadie hace nada?

Con razón se dice que no hay justicia...

Un parto difícil

Por fin lo he hecho. Hay quien desde hace tiempo intenta convencerme de la necesidad de tener un blog. Como en su momento intentaron convencerme de la necesidad del móbil, de internet, del adsl, de un trabajo con futuro.
4 de 5. No está mal.
Ahora veamos qué pasa con esto. ¿Será lluvia de un solo día? Normalmente estas cosas me dan bastante pereza, no soy precisamente un Spider Jerusalem que con su portátil arriba y abajo se dedica a lanzar mensajes incendiarios contra todo aquello que no le gusta de lo que le rodea. Aunque la idea no me desagrada...
En fin, espero poquito a poco ir poniendo mi grano de arena o cuando menos poder sacar toda la mierda de dentro para que incluso en el caso (altamente probable) de que esto sólo lo leamos cuatro gatos (los que me presionaron y yo), cuando menos me sirva para relajar tensiones, que es más barato que un psicoanalista.



Y ya sólo me faltará el trabajo con futuro...