Esta mañana, como cada mañana, mi madre ha puesto la radio, concretamente el "Hoy por hoy". Yo suelo tirar más por la información con el filtro humorístico de "Minoria absoluta". Pero hoy apenas he escuchado más de unos minutos, y he acabado pegado a la Ser.
Iñaki Gabilondo estaba que echaba chispas.
Y con razón.
Han empezado el programa mencionando la comparecencia del Sr. Aznar ante la comisión del 11M. Y nuevamente este sujeto nos ha obsequiado con sus perlas verbales, entre las que destacan sus ataques a los medios de prensa (incluyendo de forma explícita tanto a la Ser como al propio Gabilondo). Daba a entender el expresidente que estos medios de prensa tuvieron su parte de culpa en los atentados, que no habrían sido, según él, sino una maniobra para hundirle.
Ahora resulta que en ese increíble atentado no hubo sinó una víctima: Jose María Aznar.
Recuerdo el día del atentado: cómo nos quedamos todos con la boca abierta, mirando esas imágenes tan apabullantes en televisión, esos vagones convertidos en latas de refresco estrujadas antes de ser lanzadas, toda esa cantidad de vidas sesgadas, gente con sueños, ilusiones, ganas de vivir, familia, esperanzas... todo ello acabado en unos instantes en los que toda España se detuvo, toda Europa giró su mirada hacia nuestro país. Y cuando por fin pudimos reaccionar lo primero que hicimos fue lo mismo que la gran mayoría de gente con familia en Madrid: agarramos el teléfono e intentamos conseguir noticias de nuestros allegados. Pero las comunicaciones estaban saturadas.
Doy gracias porque en mi familia no tuvimos que contar con ninguna víctima. Y doy mi más sentido pésame a todas las familias en las que hubo una o más. Pero sobretodo me pregunto por qué un personaje como Jose María Aznar puede salir en repetidas ocasiones no sólo a remover las heridas, sinó que con total desparpajo se atreve a proferir insultos a unos, acusaciones a otros, diciendo que se masacró a tantos inocentes sólo para verle fuera del gobierno, afirmando (con ese inglés que tanto dolor de oídos causa al fantasma de Shakespeare) que el origen del conflicto con los árabes está en la Reconquista, acusando a otros (sin querer decir quiénes, no sea que le devuelvan el golpe y no pueda parecer la víctima mediática que tanto le gusta que creamos que es) de politizar e incluso de causar el atentado.
Un tiparraco así no merece estar en libertad.
Leía hace tiempo una entrevista en El Periódico de Catalunya a Javier Bardem, con motivo del estreno de Mar Adentro. Lo que empezó como entrevista sobre cine acabó tomando curso político. Y ese magnífico actor que es Javier Bardem dijo algo que suscribo totalmente: ¿acaso hay alguien protegiendo a Aznar, que puede hacer y decir lo que quiera y el resto callan? ¿Por qué nadie le lleva ante los tribunales?
Al fin y al cabo, estamos hablando de alguien que por su afán de salir en los libros de historia nos ha llevado a una guerra injusta en la que se han matado a miles de inocentes por el control de los pozos de petróleo. Y a pesar de las evidencias, lo ha negado. Nos ha seguido mintiendo y tomando el pelo aun después que los propios americanos y los ingleses reconocieran que no había armas de destrucción masiva.
Ha intentado centralizar el país en Madrid, causando conflictos con las comunidades autónomas, ha pretendido encarcelar a gente como Felipe González o José Ibarretxe, ha aumentado el presupuesto de armamento y las subvenciones a la fundación Franco mientras rebajaba el dinero destinado a investigación médica o tecnológica. Y ahora su partido va y la lía con el tema del valenciano, una lengua que nunca ha defendido. Y sigue escudándose en sus mentiras y en sus ataques a los otros grupos políticos.
Ha ocultado información que por el Pacto Antiterrorista debía compartir (la entrevista de Carod Rovira con la cúpula de ETA era conocida por Aznar, que no informó a Pasqual Maragall, pero sí a la prensa), ha intentado manipular a la opinión pública desde antes de llegar al poder, mediatizando los GAL, acusando sin pruebas a todo el mundo; durante su estancia tapando temas como Gescartera o las auténticas responsabilidades del Prestige, y en su ocaso reiterando la autoría de ETA en el atentado de Madrid, cuando todo el mundo decía que habían sido terroristas islámicos. Y sigue mintiendo y escudándose en sus mentiras y en su retórica para no contestar a las preguntas que se le hacen mientras va lanzando dardos envenenados, como el acusar al gobierno de Zapatero de antiamericano, o denunciando la poco afortunada intervención del ministro Moratinos en TVE donde mencionó la alegría un tanto desmesurada que sintió el expresidente por el golpe de estado en Venezuela (el ministro se equivocó al hacer esta clase de comentario; pero por otra parte sólo hay que rescatar las noticias del momento para comprobar que Moratinos no miente).
¿Y nadie hace nada?
Con razón se dice que no hay justicia...
29.11.04
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1 comentario:
No puedo más que suscribir tus palabras.
Muerte al cerdo. Lenta. Mucho.
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