Ayer empecé a trabajar en la fnac triangle. Los que me conocen ya saben que estoy metido en tantas cosas que no sé cómo llegaré a fin de mes, tanto física como económicamente. Sobretodo por haber creado una productora de cine, Fent films S.L., junto a mi socio, cuyo blog podéis ver en http://malvolblog.blogspot.com (ya que me publicitas en la tuya, que no se diga que no hago lo mismo!).
La cuestión es que al final me decidí por volver a la casa que me acogió el año pasado, en verano, durante 3 meses. Donde quizás he tenido la mejor experiencia a largo plazo como empleado (algún día hablaré sobre mis experiencias en los distintos sitios donde he trabajado...). Me presenté por allí hace un mes y le comenté a mi antiguo jefe que buscaba trabajo para navidades. Dicho y hecho, al momento ya estaba "contratado" verbalmente. Y hace unas semanas ya fue todo oficial: llamada para decirme que el 1 (ayer) era mi primer día.
Lo que me gusta de los primeros días de todo trabajo son esas pequeñas situaciones un tanto extrañas que te dejan a cuadros durante la jornada. Al llegar perdí más tiempo recibiendo saludos que trabajando. Voy de instalador, así que en vez del chalequillo tan chic llevo camiseta. La cuestión es que el año pasado nunca llegué a recibir la camiseta, siempre iba con lo que me ponía en casa (he llegado a hacer visitas a domicilio con una camiseta del Faust de Brian Yuzna). Y esta vez lo primero que hice fue pedir una. En unos segundos tenía 2 (dos!!) en mis manos, pero aún faltaba la sudadera (que estamos en invierno!). Para eso tenía que ir al despacho de recursos humanos, donde me recordaron que antes de ponerme a trabajar quizás estaría bien firmar el contrato (ups, se me había olvidado!). Mientras firmaba, se llevaron las manos a la cabeza al ver que ya tenía las camisetas (antes de dártelas tienes que firmar un papel por si luego las pierdes, para que tú seas el responsable de ellas). Y aún más cuando al echarles un vistazo vimos que eran de manga corta. Así que mientras iba haciendo comentarios de "es inaudito, así te resfriarás, que hace frío, mira que son, hay que firmar el papel, a ver si hay manga larga..." fueron al armario a buscarme manga larga, que apareció a la 3a visita al mueble ropero. Bien, un asunto arreglado (si no tenemos en cuenta que es una talla pequeña y me queda ajustadilla, pero alguna compañera ya me ha dicho que me queda bien así arrapadita, así que no creo que la cambie...).
Siguiente asunto, más rápido: la sudadera no dio problemas. En realidad, no es sudadera, sino un polo con cuello muy mono, azul marino (¿servirá para salir de fiesta?)
Pasamos al último asunto: la tarjeta para fichar y... la taquilla!! (poner música celestial de fondo). El año pasado no me dieron taquilla, y tenía que guardar mis cosas cada día en el despacho de seguridad. Este año han ampliado la cantidad de taquillas para poder dar una a cada refuerzo. Las llaves las dan los de seguridad a recursos humanos, y ellos a los empleados. A mí me tocó una en la que pone Log 3 (hemos deducido que "log" es de "logística"). Todo contento con mi nueva llavecita me fui a los vestuarios a guardar mis cosas. Metí la llave en la cerradura de la taquilla 3... y no abría.
Tras mirar los números de todas las taquillas llegué a la conclusión de que allí no encontraría la mía y fui a preguntar, pero los de recursos humanos ya se habían ido. Por tanto fui al siguiente escalón en jerarquía llaveril: seguridad. Me dijeron que las nuevas taquillas que estaban otorgando estaban junto a la sala de descanso de fumadores. Hacia allí fui... y descubrí que no hay taquilla 3...
Volví a preguntar a un total de 10 personas, y a estas horas de hoy aún no sé qué puerta abre mi llave. En fin, tengo un mes para descubrirlo...
Luego vinieron los casos de las visitas a domicilio que tuve que hacer, del que quizás merece la pena comentar uno. Era una segunda visita (alguien que ya tiene el aparato en casa y hay que instalarlo o sintonizarlo o revisarlo). Habían comprado un home cinema y decían que los altavoces no estaban conectados. Mi compañero contestó que eso era imposible porque él fue quien hizo la instalación, pero entramos a mirar... La buena mujer tenía los 5 altavoces conectados, ¡lo único que tenía que hacer era distribuirlos alrededor del salón! Mientras se lo explicábamos, mirando ese salón que parecía salido de una revista de decoración (es decir, muy bonito pero poco práctico, no había forma de distribuir los altavoces sin pasar los cables por en medio), la madre de esta señora no paraba de comentar lo feo que era el color de los cables, y si no se podían cambiar de color, y si sólo existen cables de ese color, y que no le gustaba ese color, que era un color muy feo, que si compraban otro cable de otro color se podía cambiar...
Aunque seguro que en los próximos días alguien supera este listón... Seguiremos informando.
2.12.04
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2 comentarios:
Después de El Castillo y El Proceso... llegó El Instalador.
Gracias por la propaganda, cuate. Aunque si alguien lee ambos blogs, uno blanco y uno negro (en todos los sentidos que eso tiene), van a pensar que es una empresa de piraos...
Take care of our baby.
Menos mal, sólo lo pensarán...
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